Mario, Martha, Audifax y Abaco, Santos
Mario de Origen hebreo, “amado de Dios”.
Martha de Origen hebreo, “Señora, dueña
Audifax de Origen Persa, “Que proviene de Persa”
Baco de Origen hebreo, «Aquel que grita estrepitosamente»
La información que tenemos sobre esta familia de mártires matrimonio e hijos que nos proporcionan los antiguos Martirologios hace referencia a una legendaria Passio del siglo VI (Pasión o Acta de martirio), en la que se señala que Mario fue comerciante cristiano unido en matrimonio con Martha, ambos pertenecientes a nobles familias de origen persa (región histórica de Oriente Medio que se ubica hoy día en territorio de Irán).
A finales del siglo III, en tiempos del emperador Diocleciano, dejaron su patria para ir a Roma a venerar las reliquias de los mártires, como hacían en aquellos tiempos muchos cristianos.
La familia se estableció en Roma por varios años, en un periodo de tolerancia hacia el cristianismo y por tanto de gran expansión, hasta que Diocleciano, convencido por el césar Galerio, emitió tres duros edictos de persecución contra los cristianos a partir del año 303.
Mario, Martha y sus hijos se volcaron en actos de caridad para con los cristianos que sufrían en la prisión, a quienes visitaban para confortarles y orar con ellos invocando el auxilio divino. Y, como colaboradores del presbítero Juan, dieron digna sepultura a 260 mártires, víctimas de la mencionada persecución, que eran decapitados en campo abierto sobre la Vía Salaria.
Su generosa acción no podía pasar inadvertida para las autoridades romanas dado el gran número de cuerpos, por lo que Mario y su familia fueron descubiertos, arrestados y conducidos a los tribunales; primero ante el prefecto Flavino, luego ante el gobernador Marciano, que siguiendo las normas de los edictos imperiales les interrogaron, amenazaron, invitándolos a adorar la estatua del emperador u ofrecer incienso ante la estatua de alguno de sus muchos dioses.
Padre e hijos, fortalecidos por el Espíritu Santo, se negaron a traicionar su fe en Cristo; entonces fueron torturados mutilándoles y quemados con hachas encendidas frente a su esposa y madre, y finalmente fueron condenados a morir por decapitación en la Vía Cornelia; en tanto que a Martha se le condenó a morir ahogada en un pozo “in Nimpha“.
Sus cuerpos fueron recogidos por una mujer romana llamada Felicitas y sepultados en una propiedad suya llamada “Buxus” (hoy Boccea), a unos 20 kilómetros de Roma y sobre la misma Vía Cornelia.
En este lugar se edificó una iglesia que fue motivo de peregrinaciones en la Edad Media y de la cual aun son visibles algunos restos.
Se cree que algunas de las reliquias de Mario, Martha, Audifax y Ábaco fueron trasladadas a Roma a las iglesias de San Adrián y de Santa Práxedes, y otra parte fue enviada a Einhard.
La festividad litúrgica de esta gloriosa familia de mártires se conmemora el 19 de enero.