San Martín de Porres
San Martín de Porres, Religioso Dominico
03 DE NOVIEMBRE
Martín. Del latín martillo o relativo al dios Marte. Variante de Marcos.
Martín de Porres y Velázquez nació el 9 de diciembre de 1579 en Lima; Perú. Tuvo una hermana llamada Juana. Sus padres fueron Juan de Porres; un español de la Orden de Alcántara, natural de la ciudad de Burgos, y su madre fue una mulata llamada Ana Velázquez, natural de Panamá que residió en Lima.
Nacidos como hijos no reconocidos; fueron educados cristianamente por su madre. Juan de Porres los reconoció de manera tardía y en 1586 los llevó a Guayaquil. Los parientes sólo aceptaron a Juana quien no heredo la tez morena de su madre, y Martín regresó a Lima.
En 1591 Martín recibió el sacramento de la Confirmación de manos del Arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo. Inició su aprendizaje de boticario en la casa de Mateo Pastor; se convirtió en un excelente herbolario y curador de enfermos. También fue aprendiz de barbero, oficio con el que adquirió conocimientos de cirugía menor.
La proximidad del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario y su claustro conventual ejercieron una atracción sobre él. En 1594 y por la invitación de Fray Juan de Lorenzana, Martín entró en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la categoría de «donado»; es decir, como voluntario al servicio de los religiosos de la Orden y no como fraile por ser hijo ilegítimo.
Recibió alojamiento y se ocupó de muchos trabajos como criado. Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes. Fue admitido como hermano de la Orden en 1603. Perseveró en su vocación a pesar de la oposición de su padre, y en 1606 profesó los votos de pobreza, castidad y obediencia.
En el convento, Fray Martín ejerció también como barbero, ropero, sangrador y sacamuelas. Su celda quedó en el claustro de la enfermería. Todo el aprendizaje como herbolario en la botica y como barbero los puso al servicio de los enfermos, más pobres y necesitados.
Esta caridad la hizo extensiva a otros grupos étnicos. No se sabe cómo, pero varias veces curó en distintos sitios, y a diversos enfermos al mismo tiempo, con una bilocación sobrenatural. Se preocupó por el cuidado de los animales, con los cuales llegó a tener una clara comunicación y entendimiento.
Sobresalió su carácter siempre alegre y risueño. Fue abstinente y vegetariano, sencillo en su forma de vestir; siempre con un hábito blanco de tela muy áspera y una capa de color negro. Contemplativo por naturaleza, sus momentos de oración fueron tan intensos, que se le vió en éxtasis y en varias ocasiones elevado del suelo.
La personalidad carismática de Fray Martín hizo que fuera buscado por personas de todos los estratos sociales, altos dignatarios de la Iglesia y del Gobierno, gente sencilla, ricos y pobres, todos tuvieron alivio a sus necesidades espirituales, físicas ó materiales.
Ejerció constantemente su vocación pastoral y misionera; y aunque aspiró a la vocación misionera en países alejados nunca salió de Perú. Con frecuencia lo oyeron hablar de Filipinas, China, México y especialmente de Japón del cual manifestó que conocía.
Hacia 1619 comenzó a sufrir de fiebres muy elevadas que se presentaban cada cuatro días; este mal se le agudizó y duró el resto de su vida. A pesar de ello continuó cumpliendo con sus obligaciones. Finalmente Fray Martin de Porres murió el 3 de noviembre de 1639 en la Ciudad de los Reyes, capital del Virreinato de Perú.
Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI (dieciséis) en el año de 1837 y canonizado por el Papa Juan XXIII (veintitrés) el 6 de mayo de 1962. En la actualidad sus restos descansan en la Basílica y Convento de Santo Domingo en Lima; Perú, junto a los restos de Santa Rosa de Lima y San Juan Masías en el denominado «Altar de los Santos Peruanos».