Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Advocación Mariana - Encuentro con tu ángel

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Advocación Mariana

Advocación Mariana de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

27 DE JUNIO

En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta; en el Mar Mediterráneo, tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. No se sabe como llegó a sus manos dicha pintura; pero el mercader impidió la destrucción del cuadro de la Virgen, como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.

Por protección, el mercader llevó la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y se dirigió a Roma a bordo de un navío. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro.

La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma. En ese lugar el mercader tenía un amigo muy querido, a quien le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad, llamó a su amigo y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para su veneración pública. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.

Hasta que el amigo murió la viuda llevó la pintura a la Iglesia de San Mateo Apóstol; según indicaciones de su hija que le comentó que la bella señora de la pintura le reveló a donde quería que la llevasen. Fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499; la colgaron sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años.

En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Destruyeron treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, se llevó en secreto la pintura de la Virgen y la puso a salvo.

Tiempo después a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su cede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Los redentoristas acudieron con el Papa Pio IX (noveno), quien expresó el deseo de que la pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuese devuelta a la Iglesia de San Alfonso. También encargó a los Redentoristas de que dicha advocación fuese reconocida en todas partes. En la actualidad, se han construido iglesias y santuarios en honor a la advocación Mariana de Nuestra Sra del Perpetuo Socorro, su retrato es conocido y amado en todas partes.

El icono original de la advocación mariana de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro; muestra a María con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura Pasión mientras agarra fuertemente con las dos manos la de su Madre, quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.