Nuestra Señora de los Ángeles, advocación
Advocación Mariana de Nuestra Sra. De los Ángeles
02 DE AGOSTO
Nuestra Señora de los Ángeles es una advocación de la Virgen María en la Iglesia Católica Romana. Este culto es originario de España, en Getafe, cerca de Madrid, y fue traído a América por los conquistadores españoles.
En el Período Colonial, Cartago fue la principal ciudad para españoles en Costa Rica, y su capital provincial. El 2 de agosto de 1635, una joven indígena llamada Juana Pereira, iba a lavar ropa como de costumbre. Se encontró, en medio del bosque; una pequeña estatua de la Virgen María sencillamente tallada en una piedra oscura, visiblemente colocada sobre una gran roca, en la vereda del camino.
Juana Pereira recogió aquel tesoro, cinco veces más en el mismo sitio; porque la imagen desaparecía de armarios, cofres, y hasta del Sagrario parroquial, regresando insistentemente a la roca donde fue encontrada. Entonces todos entendieron que la Virgen quería tener allí un lugar de oración donde pudiera dar su amor a los humildes y los pobres.
La imagen, es muy pequeña, mide aproximadamente sólo tres pulgadas de longitud. Nuestra Señora de los Ángeles está cargando a Jesús con el brazo izquierdo, en el que recoge los pliegues del manto que la cubre desde la cabeza.
De fisonomía Oriental; su rostro es redondeado y dulce, sus ojos son rasgados, y su boca es delicada. Su color es plomizo (oscuro), con algunos destellos dorados como diminutas estrellas repartidas por toda la escultura.
En México la advocación Mariana de Nuestra Señora de los Ángeles es rigurosamente la de la Virgen de los pobres de México y en esta calidad, su culto es menos universal que el de la Virgen de los Ángeles de Costa Rica.
La historia se remonta a 1580 cuando en una de aquellas grandes inundaciones sufridas en la ciudad de México a consecuencia de un desequilibrio hidrostático por la ruptura de canales; entre las aguas alborotadas y lodosas, llegó al lugar de lo que ahora es el Santuario; una pintura al óleo de la Virgen María.
La imagen fue rescatada por un noble cacique indígena llamado Tzayoque quien le construyó una capilla con pared de adobe y ante su deterioro la hizo repintar sobre el muro. La imagen de la Virgen María aparece con un halo luminoso, representando un sol a su espalda.
Está parada sobre la luna y el Espíritu Santo sostiene su corona. Un coro angélico y una multitud de querubines la rodean por lo que se le denominó Nuestra Señora de los Ángeles. En su atuendo y posición anatómica hay gran parecido con la Virgen de Guadalupe, pero la Virgen de los Ángeles es más blanca y de facciones más españolas.
La imagen original es la que se venera sobre el frágil muro de adobe desde el siglo XVI. Esta bella representación de Nuestra Señora de los Ángeles ha estado sujeta a inundaciones, a la intemperie y a los barbarismos revolucionarios; y sin embargo se ha conservado intacta, con su original colorido hasta la actualidad.
En 1808 se levantó el actual Santuario, que en su interior, es una de las naves más bellas de la Ciudad de México. La cúpula es de magníficas proporciones; que semeja una corona. El Papa Pío VII (séptimo) le otorgó en 1811 los privilegios reservados a las grandes basílicas cuando un diácono del clero secular José Guadalupe Rivas, guardián de este templo, ingresó a la compañía de Jesús y los jesuitas se instalaron en él.