Santa Inés de Montelpuciano, mística dominica

20 DE ABRIL

Inés, de origen Griego. Cordero o pura, casta. Variante de Agnes.

Nació alrededor de 1274 en Gracciano (Italia) en el seno de una familia noble.
Desde niña se dedicó a la oración y a la contemplación; y a la edad de 9 años, sus padres la confiaron a las religiosas del monasterio “del Sacco” en Montepulciano.

Rápidamente se hizo conocida por sus sacrificios, observancia regular y una vida llena de virtudes.
Solo permaneció en su convento por 5 años y luego fue enviada junto a Sor Margarita, su maestra de noviciado, a erigir un monasterio de monjas dominicas en Proceno, una pequeña aldea de la diócesis de Acquapendente.

A los 18 años fue nombrada abadesa del convento de Proceno, lugar que atendió con una profunda dedicación y humildad.
Gracias a la fama obtenida, los religiosos de Montepulciano le pidieron que regresara a su pueblo natal para que fundara un nuevo monasterio.

Sin embargo, ella decidió vivir en Proceno por 22 años más, hasta el día en que, por medio de un sueño, recibió una señal de Dios mismo para erigir un nuevo monasterio.

En poco tiempo obtuvo de la Santa Sede los permisos necesarios y estableció en 1298 el famoso convento de monjas dominicas de Montepulciano, el cual ella dirigió.

En ese tiempo las gracias de Santa Inés se multiplicaron en forma de éxtasis, milagros y mensajes divinos; y muchas almas se beneficiaron por su intercesión.

Santa Inés enfermó a la edad de 43 y falleció el 20 de abril de 1317. Se volvió popular después de su muerte gracias a la biografía del Beato Raimundo de Capua.

Fue canonizada por Benedicto XIII junto a Santo Toribio de Mogrovejo el 10 de diciembre de 1726. Se le atribuyeron diversos milagros como la multiplicación de panes y aceite, curación de enfermos, y exorcismos.