San José María de Yermo y Parres
San José María de Yermo y Parres, Sacerdote Mexicano
19 DE SEPTIEMBRE
José María. De origen español “Al que Dios engrandece y pleno de gracia”
José María de Yermo y Parres nació en la Hacienda de Jalmolonga, municipio de Malinalco, Edo. de México el 10 de noviembre de 1851, hijo del abogado Manuel de Yermo y Soviñas y de María Josefa Parres.
De nobles orígenes, fue educado cristianamente por su padre y su tía Carmen ya que su madre murió a los 50 días de su nacimiento. A muy temprana edad descubrió su vocación al sacerdocio.
A la edad de 16 años José María dejó la casa paterna e ingresó en la Congregación de la Misión en la Ciudad de México. Después de una fuerte crisis vocacional dejó la familia religiosa de los Paúles y continuó su camino al sacerdocio en la Diócesis de León, Guanajuato.
Allí fue ordenado el 24 de agosto de 1879. Sus primeros años de sacerdocio fueron fecundos de actividad y celo apostólico. Fue un elocuente orador, promovió la catequesis juvenil y desempeñó con esmero algunos cargos de importancia en la curia, a los cuales por motivo de enfermedad renunció.
El nuevo Obispo le confió el cuidado de dos iglesias situadas en la periferia de la ciudad: El Calvario y el Santo Niño. Un día, mientras el Padre Yermo se dirigía a la Iglesia del Calvario, se encontró ante una escena terrible: unos puercos estaban devorando a dos niños recién nacidos.
Estremecido por aquella escena, se sintió cuestionado por Dios. Como respuesta, el Padre Yermo proyectó la fundación de una casa de acogida para los abandonados y necesitados. Cuando obtuvo la autorización de su Obispo puso manos a la obra.
El 13 de diciembre de 1885, seguido por cuatro valientes jóvenes, el Padre Yermo inauguró el Asilo del Sagrado Corazón en la cima de la colina del Calvario. Este día también inició la nueva familia religiosa de las “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”.
El apostolado del Padre Yermo se baso en la entrega al Señor y a los hermanos, a través del sacrificio, abnegación, gozo, sufrimiento, paz, desconciertos, pobrezas, miserias, de apreciaciones y de calumnias, de amistades y traiciones, de obediencias y humillaciones.
Su vida llena de tribulaciones y dificultades; no logró nunca el abatimiento de su ánimo y mucho menos de su caridad evangélica. Fundó escuelas, hospitales, casas de descanso para ancianos, orfanatos, una casa muy organizada para la regeneración de la mujer, y poco antes de su muerte, llevó a su familia religiosa a la difícil misión entre los indígenas tarahumaras del norte de México.
El padre José María de Yermo y Parres murió el 20 de septiembre de 1904 en la ciudad de Puebla de los Ángeles. Fue beatificado por San Juan Pablo II (segundo) el 6 de mayo de 1990 en la Basílica de Ntra. Sra. de Guadalupe en la Ciudad de México y fue Canonizado en Roma el 21 de mayo del 2000.