San Carlos Lwanga y los mártires de Uganda - Encuentro con tu ángel

San Carlos Lwanga y los mártires de Uganda

San Carlos Lwanga y los mártires de Uganda

03 DE JUNIO

Carlos, Del germánico hombre fuerte, varón, viril.

Carlos Lwanga nació en el reino de Buganda, al sur de Uganda; sirvió como paje en la corte del rey Muanga II, quien comenzó una severa campaña para que los cristianos, recién convertidos por la sociedad de misioneros de África conocidos como padres blancos, abandonaran su fe.

Después de una masacre de anglicanos en 1885, el sacerdote católico José Mukasa, residente en la corte, reprochó al rey Muanga su acción; además lo exhorto a renunciar al mal, pero el rey ante esta petición reaccionó violentamente y finalmente mandó matar a José, que fue decapitado.

Así fue que Carlos Lwanga que ya era un catequista bien formado, asumió las funciones evangelizadoras del padre Mukasa. Reunió a todos los jóvenes y les recordó las enseñanzas de San Pablo contenidas en la Sagrada Escritura. Con estas instrucciones todos los jovencitos mensajeros y empleados del palacio real de Uganda quedaron resueltos a perder su vida antes que renunciar a las creencias católicas.

Carlos Lwanga bautizó en secreto a varios jóvenes el 26 de mayo de 1886. Por esa acción, él y otros 26 católicos fueron quemados vivos el 3 de junio. Otro católico, Muaga Tuzinde, fue golpeado hasta la muerte por negarse a renunciar al cristianismo.

En el año de 1964 el catequista Carlos Lwanga y sus 26 compañeros fueron canonizados por el Papa Pablo VI (sexto). No se sabe cuantos mártires produjo aquella persecución, solo queda constancia de los que ocupaban un lugar en la corte o tenían puestos de alguna importancia.

Cuando los Padres Blancos fueron echados del país, los nuevos cristianos continuaron la obra misionera. No tenían sacerdotes pero Dios les infundió a aquellos cristianos la gracia para vencer con valor las difíciles circunstancias.

Cuando los Padres Blancos volvieron a Uganda después de la muerte del rey Muanga, encontraron 500 cristianos y 1000 catecúmenos esperándolos y que siempre recordaron con cariño a San Carlos Lwanga y los 26 compañeros mártires.