San Buenaventura - Encuentro con tu ángel

San Buenaventura

San Buenaventura, Obispo y Doctor de la Iglesia

15 DE JULIO

Buenaventura. De origen Castellano. Que desea suerte y alegría a los demás.

Nació en Bagnorea, cerca de Viterbo, en Italia; probablemente en 1217. Fue bautizado con el nombre de Giovanni Fidanza. Sus padres fueron Juan Fidanza y María Ritella.

Después de tomar el hábito en la orden seráfica, estudió en la Universidad de París, bajo la dirección del maestro inglés Alejandro de Hales. De 1248 a 1257, enseñó en esta universidad Teología y Sagrada Escritura. Se distinguió en filosofía y en Teología escolástica.

Durante los años que pasó en París, Fray Buenaventura escribió varias obras como: el «Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo» y «Sobre la pobreza de Cristo», entre otras más.

En 1257, Fray Buenaventura y Santo Tomás de Aquino recibieron juntos el título de doctores. Para entonces Buenaventura escribió un tratado «Sobre la vida de perfección», destinado a la Beata Isabel, hermana de San Luis de Francia y a las Clarisas Pobres.

En el mismo año, Fray Buenaventura fue nombrado Superior General de los Padres Franciscanos, y el Papa le concedió el título de Cardenal. Aunque ya era famoso mundialmente por su sabiduría, siguió siendo humilde y servicial realizando las labores más sencillas, como lavar platos.

Escribió la vida de San Francisco de Asís y gobernó la orden durante 17 años. En 1265, el Papa Clemente IV (cuarto) trató de nombrar a Fray Buenaventura arzobispo de York, a la muerte de Godofredo de Ludham, pero consiguió disuadir de ello al Pontífice.

Sin embargo, al año siguiente, el Papa Gregorio X (décimo) le nombró cardenal obispo de Albano, cargo que Fray Buenaventura acepto por obediencia. Se le encomendó la preparación de los temas que se trataron en el Concilio ecuménico de Lyon, acerca de la unión de los griegos ortodoxos.
Cuando terminó el Concilio; con gran éxito dirigido por San Buenaventura, este murió al poco tiempo el 15 de julio de 1274. Fue asistido por el Papa en persona. Todos los obispos del Concilio asistieron a sus funerales.