Cómo enseñar a orar a nuestros hijos
Cómo enseñar a orar a nuestros hijos
Como sabemos, el hogar es la escuela fundamental de la vida natural y espiritual de la familia. Los padres somos responsables ante la sociedad y ante Dios de guiar a nuestros hijos a ser personas felices y respetuosas. Nuestro hogar es el lugar donde vamos a enseñar a nuestros hijos a enfrentarse al mundo y a amar a Dios sobre todas las cosas. Y la oración juega un papel fundamental de esta enseñanza, por eso hoy en Encuentro con tu ángel, hablaremos de cómo enseñar a nuestros hijos a orar.
Así como los Apóstoles le solicitaron a nuestro Señor Jesucristo que les enseñara a orar, así nosotros debemos aprender esta enseñanza y transmitirla a nuestro hijos como una herencia de familia indispensable para la vida espiritual.
El primer paso para enseñar a orar a nuestros hijos es que tengamos bien claro cuál es nuestra prioridad como padres. Nosotros no vamos a poder enseñarles a nuestros hijos lo que no es una realidad en nosotros. La vida espiritual primero surge de los papás, ellos son los modelos a seguir. La Biblia continuamente menciona que los hijos siguen las huellas de sus padres, y por eso es tan importante que nosotros entendamos que el plan de Dios para los padres no es simplemente tener hijos, sino que nosotros descubramos las personas que Dios planeó que fuéramos.
El hecho de que dos católicos se unan en matrimonio no quiere decir necesariamente que formen un hogar sobre los principios de la iglesia, y vamos a encontrar por desgracia hogares católicos tan malos, tan dolorosos, tan trágicos como los peores hogares de los incrédulos. Conocer la Biblia y nuestra religión es una cosa, pero vivir para Dios es otra muy diferente. Quienes formamos parte de la iglesia, somos las personas sobre las cuales los ojos de Dios están puestos. Cada uno en lo individual tiene que encontrar el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros.
El segundo paso para que nosotros podamos enseñar a orar a nuestros hijos, es que nos aseguremos que nosotros estamos experimentando la vida espiritual, que estamos aprendiendo a exponernos a la luz de la palabra, y que Dios nos muestre claramente cuántas áreas de nuestra vida están infectadas por el pecado. Si somos honestos y nos dejamos transformar podremos ser una muy buena ayuda para nuestros hijos en lo que a la oración se refiere.
Obviamente que este proceso de enseñar a nuestros hijos a rezar debe ser un proceso simultáneo con nuestro propio crecimiento, no quiere decir que hasta que ya seamos totalmente maduros espiritualmente vamos a comenzar a enseñar a nuestros hijos. En la medida en la que vamos siendo cambiados y vamos conociendo nuestra propia naturaleza rebelde, y vamos viendo el proceso de gracia que nos cambia, paralelamente vamos trabando en la vida de nuestros hijos, ayudándoles a buscar en oración la gracia de Dios para ellos.
La responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a orar no se puede delegar a otras personas, porque los padres somos las personas más influyentes en la vida de nuestros hijos, no importa la edad que ellos tengan, siempre los padres tendrán un peso especial en la vida de sus hijos. Nunca debemos perder la fe, aunque los hijos se jacten de no hacerles caso a sus papás, porque lo único que hacen es estar probando el carácter de sus padres y ver si lo que dicen los padres lo hacen de corazón.
Otra razón por la que los padres somos las personas responsables de enseñar a rezar a nuestros hijos, es porque nadie como nosotros entendemos las tentaciones y los pecados familiares de nuestros hijos. Aquellas tendencias o características propias de nuestro hogar, que hemos heredado a nuestros hijos: como agresividad, depresión, inmoralidad, deshonestidad, y todos los hábitos o áreas de debilidad que hemos aprendido a descubrir a la luz del evangelio y que con la gracia de Dios abandonamos poco a poco, y empezamos a experimentar la victoria.
Para enseñar a orar a nuestros hijos también debemos entender cuáles son los requisitos para instruir correctamente. Primero tenemos que tener un objetivoclaro en nuestra mente. ¿Qué queremos de nuestros hijos? Seguramente todos queremos que la vida de nuestros hijos sea un éxito, pero de qué estamos hablando cuando hablamos de éxito. Si nuestro concepto de éxito es que terminen una carrera, que ganen mucho dinero, que sean personas reconocidas en la sociedad, descubrimos que eso no es suficiente para alcanzar lo que el alma anhela.
Muchos hijos logran los anhelos de sus padres, pero si no son preparados en la vida espiritual, pueden terminar siendo personas frustradas, incapaces de establecer un proceso de vida que vaya construyendo una familia propia y progresando en la educación de sus hijos. Como católicos no podemos profesar los mismos proyectos de éxito del mundo, porque nosotros no debemos solo preparar a nuestros hijos para la vida natural, sino principalmente para la vida espiritual.
Enseñarles que al mismo tiempo que ellos están estudiando y capacitándose para enfrentar los retos del mundo, hay toda una vida espiritual que se encima sobre todo lo material, que si ellos no aprenden que la oración es la columna vertebral de su proyecto de vida, ellos van fracasar, independientemente de que logren lo que logren. Dios es el que nos da la capacidad de disfrutar la vida, sin importar las riquezas que tengamos.
El preparar a nuestros hijos para la vida es enseñarlos a ser dependientes de Dios en oración, que confíen en él, y que entiendan que somos seres tremendamente necesitados de la bendición de Dios en nuestras vidas. Que aprendan a ser obedientes a Dios sobre todas las cosas.
Para enseñarles a nuestros hijos a rezar ellos nos deben ver rezando, hacer con ellos una oración a la hora de comer, antes de salir de casa, a la hora de acostarlos, que vean que es una costumbre arraigada en nosotros, que vean nuestro anhelo de buscar a Dios en oración en todo momento, que no lo vean como una imposición o castigo, sino como una poderosa herramienta de auxilio y apoyo a todos nuestros proyectos.
Y esto es solo un breve esbozo de cómo enseñar a nuestros hijos a echar mano de la oración para sentirse plenos y llenos del Espíritu Santo, y usted amado radioescucha seguramente tiene el deseo de que sus hijos oren y se encomienden a Dios todos los días. ¿Cómo le hace para motivarlos? ¿Ha tenido éxito? ¿Qué nos pude comentar al respecto? Llámenos y comparta su experiencia de cómo enseñar a nuestros hijos a orar.