San Eliseo - Encuentro con tu ángel

San Eliseo

San Eliseo, Profeta

14 DE JUNIO

Eliseo, de origen hebreo, «Dios es mi salud»

La historia del profeta Eliseo está narrada en la Sagrada Biblia, en el primer libro de los Reyes.

Estaba arando en un campo, cuando de pronto se le acercó el profeta Elías y echándole su manto sobre los hombres, lo invitó a seguirlo y a dedicarse a extender la religión. Eliseo aceptó, pero le pidió permiso para ir antes a despedirse de su familia. Luego volvió y mató sus dos bueyes y repartió esas carnes entre los demás compañeros de trabajo, y quemó sus utensilios de arar, y así, libre de todo impedimento, se fue con Elías.

Cuando Elías iba a ser llevado al cielo, le dijo a Eliseo: «Quédate por aquí que yo me voy al Jordán». Eliseo le respondió «¡Padre, yo te seguiré a donde vayas!», y se fue con él.

Cuando iban llegando al río Jordán les salió al encuentro un grupo de jóvenes que se preparaban para ejercer el profetismo, y Eliseo les aconsejó que se quedaran allí observando lo que iba a suceder.
Al llegar al Jordán, Elías tocó con su manto las aguas y estas se dividieron y así los dos profetas pasaron a pie, por el terreno seco.

Pasando el Jordán, Eliseo le pidió a Elías un favor muy especial: «Padre, te pido que cuando tú te vayas, me pase a mí una buena parte de tu espíritu, de tus poderes». Elías dijo: «Si me logras ver, cuando sea elevado se te concederá esto que has pedido».

Luego llegó un carro de fuego y se llevó a Elías, y mientras este subía por los aires, Eliseo lo veía y le gritaba: «Padre mío, padre mío». A Elías se le cayó el manto y Eliseo lo recogió.

Para comprobar que Dios sí le había pasado a él los poderes que le había dado a Elías, tocó Eliseo con el manto las aguas del Jordán, y éstas se abrieron y le dieron paso. Los 50 jóvenes que se preparaban para el profetismo vieron este milagro y en adelante le tuvieron gran respeto y lo consideraron como sucesor del Profeta Elías.

La gente de Jericó le dijo: «Profeta, nuestra ciudad está bien situada, pero las aguas no sirven para tomar». Eliseo echó su bendición a aquellas aguas y desde entonces se volvieron potables, muy buenas para tomar. Los hombres de Dios son muy valiosos para la sociedad.

Yendo Eliseo hacia la ciudad de Betel salió un grupo de muchachos maleducados que empezaron a burlarse del profeta diciendo: «¡Sube calvo! ¡Sube calvo!». Eliseo les echó una maldición y salieron dos osos que mataron a 42 de esos atrevidos. Dios quería demostrar que se disgusta cuando se falta al respeto a sus enviados.
Tenían Eliseo cien discípulos para darles de comer y solamente tenía veinte panes. Bendijo los panes y con ellos le alcanzó para alimentar a cien hambrientos discípulos y le sobró pan (Más tarde Jesús con cinco panes dará de comer a cinco mil hombres y la sobrarán 12 canastas de pan).
Eliseo le anunciaba al rey de Israel todas las trampas que los enemigos del país le iban a poner y así lo libraba de muchas derrotas. Luego, cuando el anciano profeta estaba muy enfermo mandó llamar al rey y le dijo: «Lanza muchas flechas por esta ventana!». El rey lanzó únicamente tres flechas, y entonces el profeta le dijo: «Por haber lanzado solo tres flechas, no lograrás derrotar a los enemigos del país sino hasta después de tres combates.

Luego mandó a uno de sus secretarios a anunciarle al general Jehú que iba a ser rey y esto se cumplió también.

A Eliseo lo enterraron en una cueva, y tiempo después unos hombres iban a enterrar a un muerto, pero al ver venir un grupo de guerrilleros, dejaron el muerto sobre la tumba de Eliseo y salieron corriendo, y el muerto al tocar la tumba del santo profeta, resucitó.