¿Ser pobre o ser rico? - Encuentro con tu ángel

¿Ser pobre o ser rico?

Ser pobre o ser rico

La pobreza y la riqueza son dos conceptos que Dios trata a lo largo de toda la Biblia, y los emplea para ejemplificar diversas enseñanzas espirituales muy importantes para nuestro entendimiento y crecimiento en la fe. Los recursos materiales o la ausencia de ellos son aspectos que determinan en gran medida la personalidad de alguien y su respuesta al llamado de Dios. Por ello, hoy en encuentro con tu ángel hablaremos de la pobreza y la riqueza.

Es indudable que nuestro Señor Jesucristo siempre se identificó con la gente más pobre, debido a que este segmento de la población es y será el más vulnerable de la sociedad. Aquellos que por sus carencias económicas sufrían de falta de alimento, hogar, educación, patrimonio, herencia, y eran víctimas de injusticias por parte de los ricos y gobernantes que abusaban de ellos por falta de recursos para defenderse.

Por el contrario, también escuchamos a Jesús decir las palabras más duras, ásperas y de juicio condenatorio contra la clase acaudalada y letrada, debido a la dureza de sus corazones y a la codicia que los consumía y hacía que abusaran más y más de los desvalidos.

Y esto podría hacernos pensar que Dios ama a los pobres y aborrece a los ricos, pero no es así. Y alguno de los pasajes que nos pueden llevar a este error,si lo interpretamos de una manera superficial es el del joven rico que aparece en los evangelios de Lucas, Mateo y Marcos, donde “Cierto hombre importante le preguntó a Jesús: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» Jesús le dijo: « ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno, nadie más. Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falsos testimonios, honra a tu padre y a tu madre.» Pero él contestó: «Todo esto lo he cumplido ya desde joven.» Al oír esto, Jesús le dijo: «Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes, reparte el dinero entre los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme.» Ante tal respuesta, el hombre se puso triste, porque era muy rico.Al verlo, dijo Jesús: «¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios para los que tienen riquezas! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.» Los presentes dijeron: «¿Quién podrá salvarse entonces?» Jesús respondió: «Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.»

Aquí Jesús no nos está llamando a dejar todas nuestras posesiones materiales, como un mandamiento para obtener la vida eterna, sino que estaba tratando el verdadero problema de este joven rico, que tenía su verdadera pasión puesta en el dinero, porque aunque aseguró que él cumplía con todos los mandamientos, esto era un mentira, ya que si hubiera sido honesto, nadie cumple con todos los mandamientos.

Lo que Jesús hizo fue confrontarsu principal pecado que era el amor al dinero, como dice en la primera carta a Timoteo: “Los que quieren ser ricos caen en tentaciones y trampas; un montón de ambiciones locas y dañinas los hunden en la ruina hasta perderlos. Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero. Algunos, arrastrados por él, se extraviaron lejos de la fe y se han torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos”.

Aquí Jesús dice que el problema no es el dinero, sino el amor al dinero, que nos desvía de la atención a lo más importante que es Dios y el prójimo, y nos centra en nosotros mismos. Dios como un padre amoroso lo que quiere es que sus hijos prosperen y tengan una vida que sobreabunde en gracia y bendición. Y tenemos como ejemplo a Job, al Rey David y a Salomón que eran personas inmensamente ricas, pero con un corazón agradecido, que sabía que todo proviene de Dios y de su infinita generosidad.

Claro que ha habido creyentes a lo largo de toda la historia que han dejado todo lo material para manifestar una entrega total al cuidado de Dios, personas que poseían una gran riqueza y que la heredaron a los pobres como una muestra de un espíritu generoso producido por Dios, así como todos los misioneros que se han embarcado a viajar a los lugares más alejados y pobres para identificarse de una manera total a la pobreza que nuestro mismo señor Jesucristo manifestó.

Pero algo que nos debe quedar muy claro es que no todos los ricos están condenados por su riqueza, porque gracias a Dios hay gente muy rica con un corazón muy humilde; es decir, con un corazón dispuesto a obedecer a Dios, así como también sería incorrecto pensar que todos los pobres entrarán al reino de los cielos solo por su pobreza material, ya que hay gente muy pobre, pero con un orgullo tan grande como el que más, y que niegan la existencia de Dios o lo culpan a él de sus carencias materiales.

En Mateo 5:3 dice: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Y en Lucas 12: 21 Jesús dice de una persona que se pierde por la avaricia: Así es el que acumula tesoro para sí y no es rico para con Dios. Obviamente Jesús cuando habla de riqueza y pobreza se refiere al ámbito espiritual, y nos advierte que la codicia nos hará perder este camino. Si Dios no nos da riquezas como a otros es porque él sabe que no estamos preparados para manejar esa situación. Hay más personas que se alejan de Dios en la abundancia que en la escasez.

Y esto es algo que consideramos importante comentar sobre la riqueza y la pobreza, pero ahora nos falta su opinión: ¿Cómo considera usted que es sano manejar las posesiones materiales a la luz del Evangelio? ¿Conoce personas de altos recursos con un espíritu humilde y obediente a Dios?, o por otra parte ¿conoce usted a alguien con escasos recursos que tiene un corazón que solo piensa en el dinero? Llámenos y comparta con nosotros el tema de la riqueza y la pobreza.