Hipocresía Religiosa. Las apariencias engañan

Sin lugar a dudas todos estaremos de acuerdo en que hay muchas personas que aparentan ser una cosa, pero que en realidad esconden otras intenciones. Hombres y mujeres que son unos verdaderos maestros del engaño, que fingen ser algo que no son: Políticos, abogados, estudiantes, vendedores, padres de familia, etc. que ocultan bajo un disfraz lo que realmente son, y no lo que aparentan ser. Y esto, en el ámbito espiritual también se da con mucha frecuencia, poniendo en riesgo nuestra relación con Dios y nuestra eternidad; por ello hoy en Encuentro con tu ángel hablaremos de la hipocresía religiosa, las apariencias engañan.

Seguramente todos nosotros hemos escuchado a más de una persona decir que no le interesa saber nada de Dios, porque la gente que va a la iglesia son unos hipócritas, que por un lado se dan golpes de pecho, pero que por el otro son personas chismosas, conflictivas y mentirosas, que quieren aparentar ser muy espirituales, pero que su vida manifiesta algo totalmente contrario a eso. Y debemos reconocer que esto es en gran parte verdad, y que muchos de nosotros podemos estar aparentando una relación con Dios, que en la realidad está muy lejos de serlo.

Y no solo eso, sino que también se da el hecho de que hay personas que saben actuar tan bien, que exteriormente manifiestan una piedad y devoción evidentes, pero que en su corazón y en su mente solo hay ambición y maldad. Recordemos a Judas, que cuando Jesús declaró en la última cena que uno de ellos lo iba a traicionar, ninguno de los apóstoles sospechó de él, porque aparentaba muy bien ser un genuino seguidor de Jesús.

O también están aquellos que sin ser tan contrastantes, entre lo que dicen y hacen, pueden vivir honestamente engañados al no manifestar ningún fruto del Espíritu de Dios viviendo en su interior. Recordemos al hermano del hijo pródigo, que aunque siempre se mantuvo físicamente cerca de su padre, en su corazón no existía el perdón ni la compasión, y que al final todos pudieron notarlo, menos él.

Es por ello que aquellos que nos hemos declarado ser hijos de Dios, que asistimos a la iglesia regularmente, que decimos leer la Biblia y obedecerla, que oramos y practicamos las obras de misericordia, que participamos en las celebraciones, nos encontramos en la situación de mayor riesgo religioso. Recordemos que Jesús dijo: No todo el que me llame Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, y queEl es el único capaz de ver los corazones y los verdaderos motivos por los que una persona hace algo, aunque sea aparentemente bueno.

Y es que tal vez muchos de nosotros estamos remplazando con actividades religiosas lo que Dios realmente nos pide, que es un cambio total en nuestras vidas, un corazón limpio, una mente en control, una fe ciega, una entrega total, un amor genuino, una dependencia diaria, una vida de agradecimiento, una preocupación por las almas, en fin, una vida totalmente diferente a lo que el mundo está acostumbrado ver.

Por eso, la Biblia, más que un libro para adquirir conocimiento, es un libro para obedecer, y que todas las actividades que manifestemos externamente deben ser el reflejo de una realidad interna, no una apariencia o una fachada que solo usamos para quedar bien con los demás. Dios es el importante y sus juicios son los que verdaderamente valen la pena.

La Biblia es un espejo en el que podemos vernos reflejados tal y como somos, sin máscaras ni maquillaje, y debemos ser honestos con Dios, declararle nuestras dudas y nuestra incredulidad, pedirle que nos haga ver lo destructivo que son esos cajones ocultos o esos pasadizos secretos que hay en nuestra vida, y que con su gracia puedan ser arrancados de raíz.

Y esto es algo de lo que meditamos sobre este tema de la hipocresía religiosa, las apariencias engañan, ¿pero usted qué opina, ha sido confrontado por alguna incongruencia que había en su vida? ¿Se ha descubierto usted manifestando una doble integridad espiritual? ¿Conoce a alguien que se crea muy religioso, pero que en realidad se comporta como cualquier incrédulo? Llámenos y hablemos sobre la hipocresía religiosa, las apariencias engañan.