Lectura del día 10 de Agosto 2017 - Encuentro con tu ángel

Lectura del día 10 de Agosto 2017

Lectura del día 10 de Agosto 2017

1ª lectura: Brotó agua abundantemente
Lectura del libro de los Números 20, 1-13

En aquellos días, la comunidad entera de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin el mes primero, y
el pueblo se instaló en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron.
Faltó agua a la comunidad y se amotinaron contra Moisés y Aarón. El pueblo protestó contra Moisés,
diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor! ¿Por qué has traído a la comunidad
del Señor a este desierto, para que muramos en él, nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos has sacado
de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua
para beber?». Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la entrada de la Tienda del
Encuentro, y se postraron rostro en tierra delante de ella. La gloria del Señor se les apareció, y el Señor
dijo a Moisés:
«Coge la vara y reunid la asamblea, tú y tu hermano Aarón, y habladle a la roca en presencia de ellos
y ella dará agua. Luego saca agua de la roca y dales de beber a ellos y a sus bestias». Moisés retiró la
vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba. Moisés y Aarón reunieron la asamblea delante de
la roca; Moises les dijo:
«Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?».
Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió
toda la comunidad y las bestias.
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
«Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los hijos de Israel, no
haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les he dado». (Esta es fuente de Meribá, donde los hijos
de Israel disputaron con el Señor, y él les mostró su santidad).

Salmo: Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole
gracias, aclamándolo con cantos. R.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.

Evangelio: Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la
derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielo, y
lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a
nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí
mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al
tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
-«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro:
-«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres,
no como Dios».