Lectura del día 09 de Agosto 2017
Lectura del día 09 de Agosto 2017
1ª lectura: Despreciaron una tierra envidiable
Lectura del libro de los Números 13, 1-2. 25-14, 1. 26-30. 34-35
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán:
«Envía gente a explorar la tierra de Canaán, que yo voy a entregar a los hijos de Israel: envía uno de
cada tribu, y que todos sean jefes».
Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país; y se presentaron a Moisés y Aarón y a toda la
comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Farán, en Cadés. Presentaron su informe a toda la
comunidad y les enseñaron los frutos del país. Y les contaron:
«Hemos entrado en el país adonde nos enviaste; y verdaderamente es una tierra que mana leche y miel;
aquí tenéis sus frutos. Pero el pueblo que habita el país es poderoso, tienen grandes ciudades fortificadas
(incluso hemos visto allí hijos de Anac). Amalec vive en la región del Negueb, los hititas, jebuseos y amorreos
viven en la montaña, los cananeos junto al mar y junto al Jordán». Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés
y dijo:
«Tenemos que subir y apoderarnos de esa tierra, porque podemos con ella» Pero los que habían subido
con él replicaron:
«No podemos atacar a se pueblo pueblo, porque es más fuerte que nosotros».
Y desacreditaban ante los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo.
«La tierra que hemos recorrido y explorado es una tierra que devora a sus propios habitantes; toda la
gente que hemos visto en ella es de gran estatura. Hemos visto allí nefileos, hijos de Anac: parecíamos
saltamontes a su lado, y lo mismo les parecíamos nosotros a ellos». Entonces toda la comunidad empezó
a dar gritos, y el pueblo e pasó llorando toda la noche.
El Señor dijo a Moisés y Aarón:
«¿Hasta cuándo seguirá esta comunidad malvada murmurando contra mi? He oído a los hijos de Israel
murmurar de mi. Diles: “¡Por mi vida!, oráculo del Señor, que os haré lo que me habéis dicho en la cara;
en este desierto caerán vuestros cadáveres, los de todos los que fuisteis censados, de veinte años para
arriba, los que habéis murmurado contra mí. Según el número de los días que empleasteis en explorar la
tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa cuarenta años, un año por cada día. Para que sepáis lo
que es desobedecerme”.
Yo, el Señor, juro que haré esto a la comunidad que se ha amotinado contra mi: en este desierto se
consumirán y en él morirán».
Salmo: Sal 105, 6-7a. 13-14. 21-22. 23
R. Acuérdate de mi, Señor, por amor a tu pueblo.
Hemos pecado con nuestros padres, hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R.
Bien pronto olvidaron sus obras, y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa. R.
Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam, portentos junto al mar Rojo. R.
Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R.
Evangelio: Mujer, qué grande es tu fe
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». Él no le respondió
nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando» Él les contestó:
«Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella se acerco y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame». Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija.