Santa Sara - Encuentro con tu ángel

Santa Sara

Santa Sara de Antioquia

20 ABRIL

Sara de origen hebreo “Princesa, aquella que es sagrada».

Fue la mujer de un alto oficial de la armada del emperador Diocleciano, de nombre Sócrates, residentes en Antioquía y ambos cristianos; pero Sócrates, por temor a perder su puesto en el ejército, renegó de la fe cristiana mientras que Sara, por el contrario, continuó profesándola fielmente.

Tuvieron dos hijos a los cuales, por la persecución en Antioquía  Sara no pudo bautizar, por lo que decidió trasladarse a Alejandría de Egipto. Se embarcó entonces con sus dos hijos con este propósito, pero la travesía fue difícil a causa del mar agitado que, arremetía contra la embarcación con tanta furia que todos temían un naufragio.

Sara, preocupada por la salvación de sus dos hijos, tanto la corporal como la espiritual, se hizo con el cuchillo una incisión en el pecho y con la sangre que le corría marco la señal de la cruz en la frente de sus niños y después los sumergió tres veces en el agua del mar, invocando a la Santísima Trinidad.

Pasada la tempestad, el mar se calmó y el viaje prosiguió hasta tocar puerto en Alejandría, donde Sara se dirigió a buscar al  obispo San Pedro para  bautizar a sus hijos.

El obispo se encontraba  administrando el sacramento del Bautismo a los fieles, por lo que Sara se puso en la fila con sus hijitos a esperar su turno; llegado éste, el agua del lavatorio se secó de improviso,  por lo que Sara se volvió a formar otra vez. Tres veces lo intentó pero en todas las ocasiones el agua se secó.

Al término de la ceremonia el obispo se acercó a Sara y le pidió una explicación; ella le contó las peripecias de su viaje y que por la urgencia había realizado el rito del bautismo; de esta manera, el obispo comprendió la situación y aseguró a Sara que el Bautismo que ella había dado a sus hijos  en el momento del peligro era totalmente válido y que por ello era inútil repetirlo.

Partió de regreso a Antioquía; llegando a casa, platicó el episodio a su marido, quien a su vez lo contó a Diocleciano.

El emperador mandó llamar a Sara y la interrogó, preso de la ira, Diocleciano la condenó a ser quemada viva junto con sus dos hijos.

La única fuente que refiere su vida es el ´Sinassario Alessandrino, festejándole  el 20 de abril.