La Reconciliación
La reconciliación
El Sacramento de la Reconciliación es uno de los pilares de la fe más importantes que todo creyente debe comprender y abrazar, para entender por qué el ser humano nace enemistado con Dios, y cómo puede reestablecer su comunión con Él. Por eso, hoy en Encuentro con tu ángel hablaremos de la reconciliación.
En el libro de Romanos capítulo 5, versículos del 6 al 11 dice: Fíjense cómo Cristo murió por los pecadores, cuando llegó el momento, en un tiempo en que éramos débiles. Difícilmente aceptaríamos morir por una persona “justa”; tratándose de una buena persona, tal vez alguien se atrevería a sacrificar su vida.
Pero Dios dejó constancia del amor que nos tiene: Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Con mucha más razón ahora nos salvará del castigo si, por su sangre, hemos sido hechos justos y santos. Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo; con mucha más razón ahora su vida será nuestra plenitud. No sólo eso: nos sentiremos seguros de Dios gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, por medio del cual hemos obtenido la reconciliación.
El plan de Dios para el ser humano era que viviera en el cielo desde un principio, Adán y Eva vivían en el Paraíso, pero cuando su fe y su obediencia fueron probados, ellos desobedecieron y por ende fueron expulsados del jardín del Edén. En Romanos capítulo 5, Versículo 12 dice: Pues bien, un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte. Después la muerte se propagó a todos los hombres, ya que todos pecaban. Todos los seres humanos heredamos esta naturaleza desobediente a Dios y a sus mandamientos, por eso es que estamos en una situación que nos separa de Él, de su santidad y bendición.
Por otra parte, Dios en su infinito amor desarrollo un Plan de Salvación, un plan de rescate para que todo hombre o mujer que quisiera reestablecer su comunión con El, pudiera hacerlo a través de Jesucristo. En el Evangelio de Juan, Capítulo 3, versículo 16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Y en Isaías capítulo 53, versículo 5 Dice: Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado, y eran nuestras faltas por las que era destruido, nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz, y por sus llagas hemos sido sanados. Todos andábamos como ovejas errantes, cada cual seguía su propio camino, y Yavé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
En Romanoscapítulo 5, versículos del 15 al 17 Dice: Así fue la caída, pero el don de Dios no tiene comparación. Pues si todos mueren por la falta de uno solo, la gracia de Dios se multiplica más todavía cuando este don gratuito pasa de un solo hombre, Jesucristo, a toda una multitud. No hay comparación entre el pecado de uno y el don de Dios en la hora presente. Pues el juicio de un solo pecado terminó en condena, pero el perdón de muchos pecados termina en absolución. Y si bien reinó la muerte por culpa de uno y debido a uno solo, con mucha mayor razón gracias a uno solo, Jesucristo, todos aquellos que aprovechan el derroche de la gracia y el don de la “justicia” reinarán en la vida.
Por eso es muy importante que todos atendamos este aspecto de la reconciliación con Dios, porque nuestra eternidad va de por medio, y Dios nos apremia a tomar una decisión en favor de él. En la segunda carta a los Corintios capítulo 5 versículo 14, dice: El amor de Cristo nos urge, al considerar que si él murió por todos, entonces todos han muerto. El murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para él, que por ellos murió y resucitó.
Acerquémonos al sacramento de la reconciliación, confesemos nuestros pecados, mostremos frutos dignos de arrepentimiento, pidámosle a Dios la gracia para abandonar lo malo y que entre en nuestra vida y nos transforme por completo. Recordemos lo que dice Isaías en el Capítulo 1 versículo 18: Ahora Yavé les dice: Vengan, para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura,se volverán como lana blanca.
Y usted amable público, ¿Ha se ha acercado al sacramento de la reconciliación, tiene la certeza de que su confesión lo ha llevado al perdón de sus pecados, su vida tiene clara evidencia de los frutos dignos de arrepentimiento? Llámenos y comparta con nosotros sobre el tema de la reconciliación.