El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra - Encuentro con tu ángel

El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra

El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra

Una de las verdades más difíciles de aceptar por hombres y mujeres, es que todos somos seres pecadores, y que nuestros pecados, sin importar que sean grandes o pequeños, nos condenan a una eternidad separados de Dios. Por ello, hoy en Encuentro con tu ángel analizaremos la frase: El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.

A lo largo de toda la Biblia Dios habla sobre la verdad del pecado y de lo destructivo que es para el hombre hacer lo malo ante los ojos de nuestro Padre Eterno. En la carta a los Romanos capítulo 3: versículo 23 Dice: «Pues todos pecaron y están faltos de la gloria de Dios». Y en el capítulo 6 versículo 23 dice: «El pecado paga un salario y es la muerte. La vida eterna, en cambio, es el don de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.»

En Isaías capítulo 59: versículos 2 y 3 dice: «No, no es que el brazo de Yavé no alcance a salvar, ni que su oído esté demasiado sordo para oír. Sino que sus maldades de ustedes han cavado un abismo entre ustedes y su Dios. Sus pecados han hecho que él vuelva su cara para no atenderlos».

Esto es muy delicado, ya que Dios dice que el pecado nos separa de Él, debido a que Dios es un ser puro y santo y nosotros pecadores. Y que si nosotros seguimos tolerando el pecado en nuestra vida, sin darle a Dios la oportunidad de perdonarnos y transformarnos, prácticamente le estamos atando las manos para poder bendecir nuestras vidas y reconciliarnos con él.

Lo que regularmente sucede para no tomar en serio esta afirmación, que Dios mismo hace, es que pensamos que hay pecados pequeños que no deberían fracturar nuestra comunión con Dios, y que los pecados más grotescos son aquellos que sí deberían condenar a quien los comete.

En Apocalipsis capítulo 21: versículo 8 dice: «Pero para los cobardes, los renegados, los corrompidos, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras, en una palabra, para todos los mentirosos, su lugar y su parte es el lago que arde con fuego de azufre, que es la segunda muerte».

Y en Gálatas capítulo 5: versículos del 19 al 21, el apóstol Pablo inspirado por Dios dice: «Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; culto de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios”.

Si analizamos estas listas podemos ver que para Dios todos los pecados tienen el mismo castigo: La vida eterna separados de Él. Aun así hay personas que honestamente creen que no tienen pecados que merezcan este castigo, debido a que son trabajadoras, que no tienen vicios grotescos, que están al pendiente de su familia etc., pero eso querría decir que el sacrificio que hizo Dios por ellos en la Cruz no era necesario, y esa es la peor blasfemia que alguien puede manifestar, el hacer inútil la sangre de nuestro señor Jesucristo.

En la primera carta del Apóstol Juan capítulo 1: versículos del 8 al10 dice: «Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. » «Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Si dijéramos que no hemos pecado, sería como decir que él miente, y su palabra no estaría en nosotros.»

Cuando Jesús les dice a los que querían apedrear a la mujer adúltera, que arrojen la primera piedra si están libres de pecado, ellos reconocen su propia maldad, aunque muchos de ellos eran líderes religiosos. Y que eso los imposibilitaba para juzgar y condenar a otros, solo porque cometían otros pecados diferentes a los de ellos.

Y asimismo nosotros debemos reconocer que nuestra condición de pecadores nos hace muy necesitados de Dios, que pagó con su sangre lo que nuestras faltas merecen, y que no tenemos la autoridad moral para juzgar ni condenar a nadie, al contrario, que debemos ser misericordiosos, así como Dios es misericordioso con nosotros.

Y usted querido radioescucha, ¿qué piensa al respecto. Se reconoce pecador, ha dejado a Dios trabajar en su vida para librarlo de sus pecados? Llámenos y díganos qué opina sobre la frase de Jesús que dice: El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.