San Rafael Guizar y Valencia - Encuentro con tu ángel

San Rafael Guizar y Valencia

San Rafael Guizar Y Valencia, Quinto Obispo de Veracruz

24 DE OCTUBRE

Rafael. Del hebreo Dios ha curado. Nombre de un arcángel.

Monseñor Rafael Guízar y Valencia nació, en Cotija, Michoacán, diócesis de Zamora, el 26 de abril de 1878.

Fue el quinto de diez hermanos. Junto con sus padres Don Prudencio Guízar González y Doña Natividad Valencia de Guízar, formaban una de las familias cristianas más pudientes de la localidad que brindaron a sus hijos, además de una sólida educación, un clarísimo testimonio de vida cristiana.

Estudió en su tierra natal las primeras letras. A los 9 años de edad perdió a su madre, y así empezó el dolor a formar el ánimo de quien sería más tarde, un verdadero padre para tantos huérfanos espirituales.
En 1890, inició sus estudios en el colegio de San Estanislao, administrado por los padres jesuitas.

Allí empezó a destacar la personalidad del que llegaría ser un notable hombre de acción aunque, a pesar de que sólo contaba con 12 años de edad, ya tenía una buena disposición al amor de Dios en grado heroico, una pureza de costumbres a toda prueba, fruto, sin duda, de su esmerada educación materna, y una notable fuerza de carácter, digna de su padre.

Rafael inició sus estudios eclesiásticos en el seminario auxiliar de Cotija, en 1891; los interrumpió un año para dedicarse a las labores del campo y los continuó con más decisión, en el seminario mayor de Zamora, para coronarlos con la ordenación sacerdotal en la catedral de Zamora, el 1º. de junio de 1901.

Fue nombrado misionero apostólico por su Santidad León XIII. En 1913, a pesar de su nombramiento como canónigo de la catedral de Zamora, no dejo de misionar entre los soldados, en la ciudad de México, Puebla y Morelos.
Se inició la persecución contra el clero católico y el P. Guízar tuvo que salir desterrado a Estados Unidos, Guatemala y la isla de Cuba.

En todas partes dejó una estela de admiración, por sus virtudes nada comunes y por su inquebrantable celo apostólico Mons. Enrique Pérez Serrantes, obispo de Camaguey, en Cuba decía: ¨La gloria de Dios lo absorbía todo entero a la salvación de las almas, dedicaba todo el tiempo disponible; con el ejemplo y con la palabra.

En agosto de 1919, fue elegido obispo de Veracruz por el Papa Benedicto XV; el 30 de noviembre del mismo año, recibió en La Habana, Cuba, la consagración episcopal.

De regreso a Veracruz el 3 de enero de 1920. Su labor pastoral fue obstaculizada por el ambiente anticlerical del gobierno oficial; a pesar de todo, no solamente atendió espiritual y materialmente a los damnificados del reciente terremoto ocurrido en su diócesis, sino que reconstruyó el seminario estableciéndolo en Jalapa, para trasladarlo después a la ciudad de México, cuando las tropas sectarias se apoderaban de los inmuebles de la Iglesia.

Al estallar nuevamente la persecución, bajo el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles, por segunda vez fue obligado a salir de su diócesis; pasó de los Estados Unidos a Cuba, Guatemala y Colombia, y regresó al país en 1929.

Durante seis años, sufrió en silencio el desprecio de propios y extraños por defender, ante los hombres y ante la Iglesia, la dignidad humana pisoteada, y los derechos de las conciencias vilmente escarnecidos por los poderes civiles.

Siempre veló por esas conciencias y, de su seminario, salieron los hombres que atendieron las urgentes necesidades de la diócesis.

Enfermo, organizó nuevas misiones hasta que la muerte lo sorprendió el 6 de junio de 1938. Encontrándose en la ciudad de México.

Su cadáver fue trasladado a Jalapa, Veracruz, donde se le dio sepultura.

El 28 de mayo de 1950 se exhumo su cadáver que fue encontrado incorrupto. Fue re inhumado en la catedral de Jalapa, Veracruz.

Mons. Guízar y Valencia fue beatificado en Roma por San Juan Pablo II el 29 de enero de 1995.