Santa Catalina de Siena - Encuentro con tu ángel

Santa Catalina de Siena

Santa Catalina de Siena; Doctora de la Iglesia
Catalina de origen Griego, De casta pura. De linaje puro.

29 DE ABRIL

Catalina nació en 1347, su nombre significa “pura”. Fue la hija menor; su padre se llamó Diego Benincasa. No tuvo una educación formal; desde temprana edad mostró su gusto por la soledad y la oración. A los siete años, se consagró a la mortificación e hizo voto de castidad.

A la edad de doce años los padres de Catalina le hicieron planes de matrimonio, pero ella se negó. A modo de protesta se cortó todo su cabello y se puso un velo. Desde ese momento sus padres la obligaron a realizar fatigosas tareas domésticas.
Catalina se encerró más en sí misma. En una ocasión una paloma se posó en su cabeza mientras oraba, y esto fue lo que convenció a su padre de la sincera vocación de ella a la vida religiosa.

A los dieciocho años Catalina tomó el hábito de La orden Tercera de Santo Domingo. Se sometió al castigo del cilicio, a prolongados períodos de ayuno, sólo se alimentó de la Eucaristía.

En 1366 vivió lo que describió en sus cartas como un «Matrimonio Místico» con Jesús, en la basílica de Santo Domingo de Siena, donde tuvo diversas visiones como la de Jesucristo en su trono con San Pedro y San Pablo. Ese mismo año murió su padre y en Siena se inició un golpe de Estado.

En 1370 Catalina recibió una serie de visiones del infierno, el purgatorio y el cielo, después de las cuales escuchó una voz que le mandó a salir de su retiro y entrar a la vida pública. Comenzó a escribir cartas a hombres y mujeres de todas las condiciones.

Mantuvo correspondencia con las principales autoridades de los territorios de Italia, donde rogó por la paz entre las repúblicas del país y el regreso del Papa a Roma. También sostuvo correspondencia con el Papa Gregorio XI (once), sugiriéndole reformar la clerecía y la administración de los Estados Pontificios.

Siempre demostró su amor a los pobres y durante el tiempo que duró la peste de 1374, acudió al socorro de los necesitados. El 1 de abril de 1375 en Pisa, Catalina recibió los denominados estigmas invisibles, que le ocasionaron dolor pero las llagas no fueron visibles externamente.

En 1376 fue enviada a Aviñón como embajadora de la República de Florencia. Allí logró la paz de dicho lugar con los Estados Pontificios y el Papa. Esto significó el retorno de la administración de éste a Roma el 17 de enero de 1377.

Reconcilió a los florentinos con el Papa Urbano VI (sexto), sucesor de Gregorio XI (once). El 18 de julio de 1378 Catalina colgó una rama de olivo en el Palacio en señal de paz. Su rápido deterioro físico a causa de enfermedades la llevaron a su retiró a la más profunda soledad.

Murió en Roma el 29 de abril de 1380, a los treinta y tres años. Fue sepultada en la iglesia de Santa María Sopra Minerva en Roma, su cráneo fue llevado a la Iglesia de Santo Domingo de Siena en 1384 y uno de sus pies se encuentra en Venecia.