Lectura del día 02 de Noviembre 2018 - Encuentro con tu ángel

Lectura del día 02 de Noviembre 2018

Lectura del día 02 de Noviembre 2018

1ª lectura: Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor
Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 17-26

He perdido la paz, me he olvidado de la dicha; me dije:
«Ha sucumbido mi esplendor y mi esperanza en el Señor».
Recordar mi aflicción y mi vida errante es ajenjo y veneno; no dejo de pensar en ello; estoy
desolado; hay algo que traigo en la memoria, por eso esperaré:
Que no se agota la bondad del Señor, no se acaba su misericordia; se renuevan cada mañana,
¡qué grande es tu fidelidad!; me digo:
«¡Mi lote es el Señor, por eso esperaré en él!».
El Señor es bueno para quien espera en él, para quien lo busca; es bueno esperar en silencio
la salvación del Señor.

Salmo: Sal 129, 1b-2. 3-4. 5-6. 7. 8
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón, y así infundes temor. R.
Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora;
porque del señor viene la misericordia, la redención copiosa. R.
Y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.

Aleluya Jn 6, 39
R. Aleluya, aleluya, aleluya
Ésta es la voluntad de mi Padre: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite
en el ultimo día —dice el Señor—. R.

Evangelio: En la casa de mi Padre hay muchas moradas
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre
hay muchas moradas; si no; os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando
vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también
vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».