Lectura del día 30 de Junio 2019
Lectura del día 30 de Junio 2019
1ª lectura: Eliseo se levantó y siguió a Elías.
Lectura del primer libro de los Reyes 19, 16b. 19-21
En aquellos días, el Señor dijo a Elías en el monte Horeb:
«Unge profeta sucesor tuyo a Elíseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá».
Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía doce
yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima. Entonces Eliseo
abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo:
«Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré». Elías le respondió:
«Anda y vuélvete, pues; ¿qué te he hecho?».
Eliseo dio la vuelta, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó
la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.
Salmo: Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
2ª lectura: Habéis sido llamados a la libertad.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 1. 13-18
Hermanos:
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de la esclavitud.
Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estimulo
para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se cumple en una sala
frase, que es : «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Pero, cuidado, pues mordiéndoos y devorándoos unos a otros acabaréis por destruiros mutuamente.
Frente a ello, yo os digo: caminad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne
desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que
no hacéis lo que quisierais.
Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
1 Sam 3,9c; Jn 6, 68c
R. Aleluya, aleluya, aleluya
Habla, Señor, que tu siervo escucha;
tú tienes palabras de vida eterna. R.
Evangelio: Tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adondequiera que vayas.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 51-62
Cuando se completaron los días en que iba de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a
Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo
recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan,
discípulos suyos, le dijeron:
– «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y les
regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno:
– «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le respondió:
– «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene
donde reclinar la cabeza». A otro le dijo:
– «Sígueme». Él respondió:
– «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó:
– «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
– «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa». Jesús
le contestó:
– «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino
de Dios».