Lectura del día 28 de Mayo 2018
Lectura del día 28 de Mayo 2018
1ª lectura: Sin haber visto a Cristo lo amáis y creéis en él, y así os alegráis con un gozo inefable
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, mediante la resurrección
de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva, para una herencia
incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos
con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas: así la autenticidad
de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque perecedero, se aquilata a fuego,merecerá premio,
gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis, y sin contemplarlo todavía creéis
en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación
de vuestras almas.
Salmo: Sal 110, 1-2. 5-6. 9ab y 10c
R. El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las
obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.
Él da alimento a los que lo temen recordando siempre su alianza.
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los gentiles. R.
Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre. R.
Aleluya 2 Cor 8, 9
Aleluya, aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre
para enriqueceros con su pobreza. R.
Evangelio: Vende lo que tienes y sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
-«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» Jesús le contestó:
-« ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no
matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a
tu madre». Él replicó:
-«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño». Jesús se le quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
-«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y
luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
-«¡ Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». Los discípulos quedaron
sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
-«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de
una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban:
-«Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».