Lectura del día 27 de Julio 2017 - Encuentro con tu ángel

Lectura del día 27 de Julio 2017

Lectura del día 27 de Julio 2017

1ª lectura: El Señor descendió al monte Sinaí a la vista del pueblo
Lectura del libro del Éxodo 19, 1-2. 9-11. 16-20b

A los tres meses de salir de l tierra de Egipto, aquel día, los hijos de Israel llegaron al desierto del
Sinaí. Salieron de Refidín, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña.
El Señor le dijo:
«Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo hable
contigo, y te crean siempre».
Y Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho.
El Señor dijo a Moisés:
«Vuelve a tu pueblo y purifícalos hoy y mañana, que se laven la ropa y estén preparados para el
tercer día; pues el tercer día descenderá el Señor sobre la montaña del Sinaí a la vista del pueblo ».
Al tercer día, al amanecer, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre la montaña; se oía
una fuerte sonido de trompeta; y toda la gente que estaba en el campamento se echó a temblar.
Moisés sacó al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie de la montaña.
La montaña del Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre ella en medio de fuego. Su
humo se elevaba como el de un horno y toda la montaña temblaba con violencia.
El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el
trueno. El Señor descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte. El Señor llamó a Moisés a la cima
de la montaña.

Salmo: Dn 3, 52. 53. 54. 55. 56
R. A ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.

Evangelio: A vosotros se os ha dado a conocer los secretos del reino de los cielos
y a ellos no
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 10-17

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:
«¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les contestó:
«A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al
que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les
hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la
profecía de Isaías:
“Oiréis con los oídos sin entender;
miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure”.
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.
En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo
que oís y no lo oyeron».