Lectura del día 24 de Marzo 2019 - Encuentro con tu ángel

Lectura del día 24 de Marzo 2019

Lectura del día 24 de Marzo 2019

1ª lectura: “Yo soy” me envía a vosotros
Lectura del libro del Éxodo 3, 1-8a. 13-15

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando
por el desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin
consumirse. Moisés se dijo:
«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza». Viendo el Señor
que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
«Moisés, Moisés». Respondió él:
«Aquí estoy». Dijo Dios:
«No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado». Y añadió:
«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob». Moisés se tapó la
cara, porque temía ver a Dios.
El Señor le dijo:
«He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores, conozco sus sufrimientos.
He bajado a librarlo de los egipcios, a sacarlo de esta tierra, para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa, tierra
que mana leche y miel». Moisés replicó a Dios:
«Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros.” Si ellos
me preguntan: “¿Cuál es su nombre? “, ¿qué les respondo?» Dios dijo a Moisés:
«”Yo soy el que soy”; esto dirás a los hijos de Israel: “Yo soy” me envía a vosotros». Dios añadió:
«Esto dirás a los hijos de Israel: “El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios
de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación”».

Salmo: Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen. R.

2ª lectura: La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para escarmiento nuestro
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 1-6. 10-12

No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el
mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el mar y todos comieron el mismo alimento espiritual;
y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo.
Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y
para que no murmuréis. como murmuraron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto
les sucedía alegóricamente y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de
las edades. Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer.

Aleluya Mt 4, 17
V: Convertíos – dice el señor -,
porque está cerca el reino de los cielos.

Evangelio: Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado
Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
« ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os
digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre
de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no;
y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera». Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al
viñador:
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a
perjudicar el terreno?”. Pero el viñador contestó:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto
en adelante. Si no, la puedes cortar”».