Lectura del día 20 de Agosto 2020
Lectura del día 20 de Agosto 2020
1ª lectura: Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu.
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 23-28
Esto dice el Señor:
«Manifestaré la santidad de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque vosotros lo habéis
profanado en medio de ellos.
Reconocerán las naciones que yo soy el Señor – oráculo del Señor Dios -, cuando por medio de vosotros
les haga ver mi santidad.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis
mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios».
Salmo: Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19
R. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R.
Aleluya Cf. Sal 94, 8a. 7d
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.
Evangelio: A todos los que encontréis, llamadlos a la boda.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del
pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para
que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados,encargándoles que
dijeran a los convidados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo
está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a
los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos,
y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala
del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno
que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».