Lectura del día 10 de Octubre 2018
Lectura del día 10 de Octubre 2018
1ª lectura: Reconocieron el don que he recibido
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 1-2. 7-14
Hermanos:
Transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito.
Subí por una revelación. Y les expuse el Evangelio que predico entre los gentiles, aunque en
privado, a los más cualificados, no fuera que caminara o hubiera caminado en vano.
Todo lo contrario, vieron que se me ha encomendado anunciar el Evangelio a los incircuncisos,
lo mismo que a Pedro a los circuncisos, pues el mismo que capacita a Pedro para su misión
entre los judíos, me capacita a mí para la mía entre los gentiles; además, reconociendo la gracia
que me ha sido otorgada, Santiago, Cefas y Juan, considerados como columnas, nos dieron la
mano en señal de comunión a Bernabé y a mí, de modo que nosotros no dirigiéramos a los
gentiles y ellos a los circuncisos. Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, lo cual
he procurado cumplir.
Ahora bien, cuando llegó Cefas a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible.
En efecto, antes de que llegaran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero
cuando llegaron aquéllos, se fue retirando y apartando por miedo a los de la circuncisión.
Los demás judíos comenzaron a simular con él, hasta el punto de que incluso Bernabé se vio
arrastrado a su simulación.
Pero cuando vi que no se comportaban correctamente, según la verdad del Evangelio, le dije
a Pedro delante de todos:
«Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo fuerzas a los gentiles
a judaizar?».
Salmo: Sal 116, 1. 2
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.
Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya
Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,
en el que clamamos: «¡”Abba”, Padre!». R
Evangelio: Señor, enséñanos a orar
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo:
«Cuando oréis decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día
nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a
todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación”».