Lectura del día 06 de Noviembre 2019 - Encuentro con tu ángel

Lectura del día 06 de Noviembre 2019

Lectura del día 06 de Noviembre 2019

1ª lectura: La plenitud de la ley es el amor.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13, 8-10

Hermanos:
A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la
ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás» y cualquiera de los
otros mandamientos, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». El amor no
hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la la ley es el amor.

Salmo: Sal 111, 1-2. 4-5. 9
R. Dichoso el que se apiada y presta.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.

Aleluya 1 Pe 4, 14
R. Aleluya, aleluya, aleluya
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros,
porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. R.

Evangelio: Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus
hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los
gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que
miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil
hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser
discípulo mío».