Lectura del día 05 de Septiembre 2019
Lectura del día 05 de Septiembre 2019
1ª lectura: Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 9-14
Hermanos:
No dejamos de orar por vosotros y de pedir que consigáis un conocimiento perfecto de su voluntad con toda
sabiduría e inteligencia espiritual.
De esta manera vuestra conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificando en toda obra buena,
y crecimiento en el conocimiento de Dios, fortalecidos plenamente según el poder de su gloria para soportar todo
con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino
del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Salmo: Sal 97, 2-3ab. 3cd-4. 5-6
R. El Señor da a conocer su salvación.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
Aleluya Mt 4, 19
R. Aleluya, aleluya, aleluya
Venid en pos de mí – dice el Señor -,
y os haré pescadores de hombres. R.
Evangelio: Dejándolo todo, lo siguieron
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al
lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban
lavando las redes.
Subió a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca,
sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra,
echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces
hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron
y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de
Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mi, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían
recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús
dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.